Póntela, pónsela

Fue un peregrinaje en plan Mariano José de Larra, aquel antepasado en el oficio del periodismo, que plasmó andanzas parecidas en su célebre artículo 'Vuelva usted mañana'. Siempre hay un mañana en materia burocrática: ahí anida la esperanza del españolito medio, versión periodista. Cada interlocutor fue endosando la responsabilidad en su vecino y así las preguntas se convirtieron en una variante coronavirus del juego de la oca: de la Administración local a la central, pasando por la autonómica. Y no sigo porque no toca.

Resulta fácil concluir en el desánimo en la profesión periodística cuando se carece del bien más preciado en estos casos: los datos. Es conocida la metáfora según la cual en casos de inundación, lo que primero falta es el agua potable. Teoría que, aplicada a la gestión de toda crisis, se resuelve en la siguiente ecuación: a menos información fiable, más campo abonado para las especulaciones. Así que volvamos a la casilla de salida: a la pregunta de cuántas sanciones se han impuesto en La Rioja por indisciplina, pasopalabra. Un mejorable ejercicio de transparencia gubernamental del cual no tiene culpa la ciudadanía, en quien desembocan estas líneas. Porque igual que la política es una cuestión demasiado seria para dejarla en manos de los políticos, como avisó De Gaulle, la lucha contra el virus no compete sólo a las autoridades. Es algo personal. Tan sencillo como ponerse la mascarilla y animar al vecino a que se la ponga.