Ponga una nuclear en su vida

Pero hay más. También desvela que este castillo está montado encima de una fuente de energía, el gas, sensible a la geopolítica de los desalmados. Si hay algo que no se puede permitir Europa es depender energéticamente de mister Putin, que es uno de los peores dictadores que por ahí circulan. Y si hace pareja con su colega bielorruso, para qué más.

Mientras, las renovables van creciendo y más que deberán hacerlo, aunque su ritmo no parece ir a ser suficiente en un futuro cercano.

¿Qué nos queda, así las cosas? La respuesta la dio Emmanuel Macron, el jefe galo, el miércoles: más centrales nucleares. Francia ya tiene unas cuantas (45, ojo) en activo, lo que le convierte en el país más autosuficiente de estos barrios. Y con esas centrales (más pequeñas, más fáciles de construir) probablemente consiga no solo ser autosuficiente, sino vendernos energía a los que seguimos tapándonos la nariz porque heredamos de los 80 eso de «nuclear, no gracias».

De verdad que no hay muchas excusas para seguir con eso. Cierto, las centrales nucleares producen residuos con los que hasta ahora no sabemos muy bien qué hacer (más allá de guardarlos y tenerlos controlados) y cierto también, a veces hay accidentes. Pero todo eso no le llega a la suela de los zapatos al problemón que nos están creando sus alternativas: los combustibles fósiles, en todos sus sabores, se están cargando este planeta. Aunque igual hay que decirlo de otra manera para que se entienda: se están cargando las posibilidades de la vida humana en este planeta. El mundo seguirá, pero sin nosotros.

Hagamos nucleares, pues. Con iniciativa pública, y ya de paso usémoslas para romper ese oligopolio de las eléctricas actuales. Win-win, que le dicen los horteras.

Hay en este país un fenómeno que no deja de crecer, y que no denota nada bueno: la diferencia entre el sector público y el sector privado en cuanto a los derechos de sus trabajadores es grande, y cada vez lo es más. No solo en cuanto a condiciones y estabilidad (un funcionario puede ir y mearle la puerta al jefe, que seguirá en su puesto) sino también, crecientemente, en cuanto a sueldo. Sobre todo en los escalones de entrada: en la privada un mileurista recién entrado es un suertudo, en lo público eso sería impensable.

Ahora llega la noticia de que se va a regularizar a los funcionarios que lleven cinco años en su puesto. Un concurso de mérito (o sea, los años que lleven trabajando y los cursillos que hayan hecho) y ya, funcionarios para toda la vida.

Es evidente que el nivel de empleo temporal en la administración (más del 31%) es una locura. Pero la manera de solucionarlo no puede ser por la puerta de atrás: si ha de haber más puestos fijos, que salgan más puestos a la oferta pública.

Otra cosa es cómo hacemos las pruebas para entrar. Pero para eso igual necesitamos otro repaso.

Era solo una cuestión de tiempo. Si La Rioja llevaba unas semanas por debajo de la media nacional de los contagios de COVID, era cuestión de esperar. Y ya: ya estamos entre los más contagiadores. Son ciclos, en fin.

Conviene estar muy atentos a lo que pase en los siguientes meses. Es el momento de la gran prueba de la vacuna, porque ahora mismo resulta casi impensable que el gobierno se lance a imponer restricción alguna. No está en ese capítulo el ejecutivo, que dio por terminada la pandemia allá por el mes de junio. Así que hay que sentarse y esperar. Crucemos los dedos, y tengamos cuidado.