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Los vecinos del número 93 de la calle Piqueras elevaron la voz cuando advirtieron que su edificio es ya la casa de Charito. O a la Rue 13 del Percebe. O una especie de patio de Monipodio. Ni el estado de alarma ha conseguido variar ... los usos y costumbres de unos vecinos singulares y bien conocidos por las fuerzas de seguridad. Afectos a la fiesta y cuentan que al trapicheo –alguno de esos 'singulares' está pendiente de la resolución de un acta por tenencia (de droga)– lo del confinamiento no va con ellos. Suben, bajan, entran y salen. Y reciben, como las señoras de bien pero en plan farlopero. Se ha dejado ver la Poli por el barrio. Pero en cuanto los malos ven uniformes y sirenas, se esconden como los caracoles cuando les tocan el cuerno. Son malos, pero no tontos. Ahí siguen. Y la Policía, desesperada, como contó Neruda en su Canción: «Abandonada como los muelles en el alba».

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larioja La Poli y unos vecinos singulares