Secciones
Servicios
Destacamos
Qué estará pensando J.D. Vance. Si la vida fuese una novela de Agatha Christie, a estas alturas ya estaría Poirot indagando sobre sus antecedentes, ... anotando su nombre en la libretita de sospechosos, preparándole un interrogatorio minucioso. J.D. Vance fue casi la última persona que vio al Papa con vida. Qué insólita paradoja. A primera hora del día, en las ediciones digitales de los periódicos aparecían las dos noticias seguidas, como cuentas de un rosario inexplicable: «Fallece el Papa Francisco a los 88 años», «El Papa recibe al vicepresidente de Estados Unidos». Los matemáticos nos advierten severamente contra la tentación de confundir correlación y causalidad, pero hay veces que la realidad se empeña en mandarnos mensajes, como sugiriendo cosas. Eso Poirot lo sabía.
J.D. Vance se convirtió al catolicismo hace poco. Siempre me ha fascinado la posibilidad, por otro lado bastante frecuente, de practicar un catolicismo puramente litúrgico, desprovisto de caridad cristiana. ¿Pero qué le dijo al Papa nuestro buen Vance? ¿Tal vez le habló de El Salvador (el otro Salvador, no el hippy de la Biblia), de los diabólicos inmigrantes que se comen a los perros, del nuevo y definitivo mesías naranja que ha nacido entre nosotros, del chalé que quiere construirse en Gaza? Veo ahora las imágenes del encuentro y me resultan extrañamente proféticas: Vance sonríe y el Papa sufre, harto de las pompas de este mundo y de los frikis que lo van a visitar. No obstante, hay que agradecerle al vicepresidente americano que, al finalizar la reunión, en lugar de desenfundar el revólver rápidamente, pusiera un tuit y dijera que iba a rezar por la salud de Francisco.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.