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El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante el acto electoral en Galicia. EFE
En propia puerta

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A la última ·

El tikitaka era entonces un capricho de brasileños, un adorno peligroso, una frivolidad castigada con broncas y collejas

Pío García

Logroño

Martes, 13 de febrero 2024, 00:21

Feijóo me produce cierta ternura porque me recuerda mucho a mí cuando me ponía de portero en los recreos. Era aquel un puesto ingrato, en el que uno bastante tenía con acabar ileso mientras los balonazos volaban por todos los lados. En esos confusos partidos, ... con el patio ocupado por niños de todos los cursos, el portero solía limitarse a hacer la estatua y a golpear la pelota con saña si por casualidad le caía muerta a los pies. El tikitaka era entonces un capricho de brasileños, un adorno peligroso, una frivolidad castigada con broncas y collejas.

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