Olor a Navidad

Le ha tenido que fastidiar mucho a Edmundo González irse de Venezuela justo cuando está a punto de empezar la Navidad. Quizá ya estén poniendo farolillos por las calles de Caracas y puede que el propio Maduro salga un día de estos por televisión cantando ... el burrito sabanero. Cuando escuché al presidente venezolano decretar el adelanto de la Navidad, no pude sino maravillarme ante un ejercicio de realismo mágico que entronca con lo mejor de la novela hispanoamericana o con las tácticas de los emperadores romanos más creativos: un Nerón, un Calígula, un Heliogábalo, gente así. «¡Ya huele a Navidad!», proclamó Maduro a finales de agosto, como un comercial enloquecido de El Corte Inglés, y de pronto las actas electorales se convirtieron en un trineo volador tirado por renos de narices rojas y bonitos nombres lapónicos: Diosdado, Monedero, Delcy...