Familia irreal

A LA ÚLTIMA ·

Veo a Leonor dando discursos en las Cortes con su dicción aplicada, ligeramente borbónica, y no puedo evitar pensar que esta chiquilla debería estar ahora mismo de Erasmus en Irlanda

Pío García

Logroño

Martes, 31 de octubre 2023, 00:28

Yo preferiría ser cualquier cosa antes que Leonor: un futbolista de Segunda División, un catedrático de Filología Clásica, un burócrata de Bruselas, un periodista de provincias, un viticultor con cuatro cepas en ladera. Mi visión del infierno es una recepción en el Palacio Real con ... ágape, besamanos y corrillos, y tener que andar saludando y sonriendo a todos los asistentes, como un comercial de mí mismo, mientras empiezo cien o doscientas conversaciones absurdas e intrascendentes. Oigo que a Leonor le han educado para eso, lo que todavía me horroriza más: dan ganas de llamar a 'Save the children'. Hay formas muy retorcidas de esclavitud y no todas implican argollas en el cuello.

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Mi republicanismo se funda mucho en la compasión. Veo a Leonor dando discursos en las Cortes con su dicción aplicada, ligeramente borbónica, y no puedo evitar pensar que esta chiquilla debería estar ahora mismo de Erasmus en Irlanda, tomando copas en cualquier tugurio, ligándose italianos en Salou, haciéndose un lío con los estudios, matriculándose en una FP a ver qué tal, escuchando obsesivamente a infames reguetoneros o poniendo morritos en Instagram. Comerá Leonor en platos de porcelana y manejará con soltura las paletas de pescado, no digo que no, pero hay privilegios que pesan como condenas.

Puestos a elegir, yo me quedo con Sofía, que llevará una vida propia, algo más descansada, y sobre todo con Froilán. Ese sí que ha pillado el surco bueno. Ahora lo tenemos con el abu en Abu Dabi, dicen que trabajando para una empresa petrolífera y organizando a la vez, como si tal cosa, una cumbre contra el cambio climático. Hay transiciones ecológicas admirables.

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