Eldorado, parte II

Tenemos que cogerlos desprevenidos, Yolanda, y no estaría de más saber primero quiénes son y dónde se ocultan. ¿Será acaso el Ibex un territorio real, una brumosa región situada más allá de las montañas, a la que podemos llegar remontando en barcazas el río Tajo? Yo tengo ya aparejado mi caballo y mi armadura para seguirte en busca del nuevo Eldorado, pero antes tenemos que hablar del reparto del botín, que luego vienen los líos y las masacres. Veinte mil euros es poco o mucho, según como se mire, y al final todo dependerá de que esas asombrosas riquezas de las que hablan los lugareños existan de verdad y podamos atraparlas sin menoscabo de nuestra propia integridad. ¿Y si se resisten, Yolanda? ¿Y si se esfuman? Dicen los cronistas que estas tribus tienen brujos con pinchos en las tetas que son capaces de hacer desaparecer las monedas y de volverlas a la vida muy lejos, en alguna remota isla del mar Caribe. Creo que los llaman, en su extraña jerga vernácula, asesores fiscales.