He leído que el Vaticano quiere poner coto a las apariciones marianas. Al parecer, también hay 'fake news' en el mundo sobrenatural. ¡Dónde iremos a parar! Este es, además, un campo especialmente minado para las agencias verificadoras. ¿Cómo se distingue un auténtico caminar sobre las aguas de un caminar sobre las aguas fraudulento? Sin ánimo de incurrir en blasfemia, debemos reconocerle al Papa Francisco que la Virgen no nos lo pone fácil. Su costumbre de aparecerse a pastorcillos analfabetos resulta un tanto enojosa porque da pie a suspicacias y miraditas por encima del hombro.

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Otra cosa sería si, por ejemplo, decidiera descender en majestad durante la reunión anual del Consejo General del Notariado y todos los fedatarios públicos allá congregados pudieran certificar la aparición mariana mediante documento oficial, con sus sellos, sus considerandos y sus otrosís. Eso recortaría drásticamente el número de incrédulos, aunque ni vendiendo el baldaquino de Bernini tendríamos para pagar la minuta.

Mientras la Santa Sede lucha contra los bulos divinos, alguien debería confirmarnos –tal vez el propio Abascal– si el perrito Conan se le ha aparecido alguna vez a Javier Milei. El presidente argentino insiste en que consulta las más graves decisiones con su mastín muerto, con cuyo espíritu ladrador conecta a través de la ouija. Lo bueno de invitar al presidente argentino a cualquier acto es que, a su lado, hasta Buxadé parece un diplomático anglosajón de ademanes corteses y verbo prudente. Y lo malo no es, como insinuó el ministro Puente, que Milei diga esas cosas porque consuma sustancias; lo inquietante es que las diga sin haberlas tomado.

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