Secciones
Servicios
Destacamos
Este título lo tengo apuntado en mi libreta desde que hace un mes estuve en Córdoba y compartí una charla con mi sobrino Esteban. Siempre hemos tenido feeling, quizá porque los dos somos hermanos mayores y poseemos el sexto sentido de la protección. Recuerdo que ... cuando él, sus hermanos y los demás primos eran pequeños, me encantaba llevarlos de excursión por el pueblo. En esos paseos, al chiquillo le agradaba caminar a mi lado y era tan responsable que más de una vez me dejaba con la palabra en la boca para asegurarse de que no era peligroso cruzar una calle.
Así que ahora que tiene 24 años es un gusto descubrir la persona tan fascinante en la que se ha convertido. Con la taza de café en la mano, me reveló su inquietud por independizarse y su tristeza por el inevitable alejamiento de los suyos. Hablamos también, como no podía ser de otro modo, del accidente de tráfico que había sufrido su hermana Amalia. Es un gran contador de historias, igual que su padre y su abuelo, así que con todo lujo de detalles me narró el episodio. Estaba en la cama y a la 1 de la mañana le llamó la Policía: salió corriendo en pijama y zapatillas. Cuando llegó, encontró a su hermana tirada en la calzada, se acercó para tranquilizarla y entonces notó un sabor a sangre en su propia boca. Luego supo que esto les ocurre a los atletas en las maratones. A día de hoy, Amalia está recuperada. Pero si este incidente, sin consecuencias graves, nos ha tenido en vilo no imagino lo que tienen que estar sufriendo miles de ciudadanos por las terribles inundaciones de esta semana. Cuántos muchachos y muchachas, como mi sobrino Esteban, habrán recibido una llamada de la Policía y habrán salido corriendo para socorrer a su familia e incluso, lamentablemente, cuantos no habrán podido evitar su muerte. Lo cierto es que las personas que salen en la tele explicando que han perdido su casa, su negocio, sus pertenencias me recuerdan a los vecinos de mi barrio. Incluso intuyo por su aspecto que muchos de ellos no dispondrán de seguros que puedan cubrir sus pérdidas. Y cuando escribo estas líneas hay aún poblaciones sin agua potable ni luz eléctrica
Seguramente, al igual que ustedes, me hago muchas preguntas. La primera es saber si esta tragedia se podía haber evitado, si la especulación inmobiliaria tiene algo que ver, si las autoridades han cumplido con su deber o incluso si el cambio climático es una cuestión a tener en cuenta.
Algunos afirman que es una catástrofe natural sin culpables, pero cuesta creer que en un país tan desarrollado como España haya sucedido semejante tragedia. Habrá tiempo para investigaciones y responsabilidades por lo que considero que ahora es urgente es ayudar a los perjudicados. Habrá que destinar el presupuesto necesario para mitigar tanto destrozo.
Se me ocurre, también, que quizá sea el momento de que este Gobierno se replantee el gasto en armamento. Porque, según he consultado, ha crecido un 62% desde 2018.
Y, dicho sea se paso, mi compasión para esos jóvenes que, como Esteban, hoy tienen sangre en la garganta y lágrimas en el corazón.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.