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Dicho sea de paso

El abanico feminista

Sábado, 2 de marzo 2024, 21:54

Al igual que sus vecinas, mi madre no pisó una consulta de ginecología y trajo al mundo a sus cinco hijos en su domicilio. Se da la circunstancia de que, años después, falleció en ese mismo dormitorio en que nacimos mis hermanos y yo. Precisamente ... la vecina que le puso la mortaja fue la que le había sacado a mi hermana Trini del vientre mientras llegaba la comadrona. Eran otros tiempos, en concreto 1972, y unido a la naturalidad con la que se vivían los embarazos y partos estaba también la precariedad de la sanidad pública, ya que el hospital más cercano se hallaba a cien kilómetros de distancia.

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