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Los países exportadores de petróleo sorprendieron este lunes al mundo al anunciar, uno por uno, una reducción de su oferta energética que restaría cuando menos 1,16 millones de barriles diarios a partir de mayo. Antes de que la OPEP se reuniera formalmente, los precios ... del crudo llevaban horas al alza y dejaban atrás la paulatina bajada experimentada desde diciembre de 2021. La decisión de sus socios de recortar la producción para encarecer así esta materia prima global no responde únicamente a intereses económicos particulares o coyunturales. Atiende también a movimientos en el ámbito geoestratégico por los que regímenes autocráticos exploran posibilidades de desplazar a las sociedades desarrolladas y democráticas cuestionando el liderazgo de Estados Unidos. Sus artífices son conscientes de que así será más difícil contener la inflación y evitar nuevas subidas de tipos, y más probable bordear la recesión si concurren también otros factores.
Esa decisión tiene un significativo precedente el pasado mes de octubre, cuando los trece países integrantes de la OPEP –entre ellos, varias monarquías del Golfo Pérsico– sintonizaron con Rusia y otros nueve productores de petróleo para mantener en ascenso los precios reduciendo su extracción cuando se anunciaba que la guerra contra Ucrania se extendería a toda Europa en forma de crisis energética invernal. Llegada la primavera sin que se hayan cumplido los peores vaticinios al respecto, la diplomacia iliberal ha vuelto a la carga con el ánimo de dificultar el crecimiento económico del mundo libre elevando los costes de la energía antes de que las renovables estén en condiciones de sustituir a las fósiles. Algo que es de temer que sigan haciendo periódicamente cada vez que baje la cotización del crudo de manera prolongada. Mientras tanto, la demanda de los países más poblados de la Tierra –China e India– permitiría, en el lenguaje de la OPEP, «estabilizar el mercado».
Estados Unidos es el líder a destronar o, cuando menos, a mantener a raya en una estrategia que comparte la mayoría de los reunidos en Viena. Pero Europa es, como lo está siendo en el intento de invasión de Ucrania, el rehén al que atenazar por sus debilidades energéticas, mientras directa o indirectamente continúa pagando a Rusia buena parte de la financiación de su guerra. Por eso mismo, los países aliados no pueden permanecer impasibles ante el desafío lanzado bajo la marca OPEP.
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