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Casi tres años después de recibir el Nobel de Literatura, Vargas Llosa confesaba a la periodista argentina Leila Guerriero, en una entrevista publicada en 'El País', que su entonces mujer, Patricia Llosa, le tomaba poco menos que por el pito de un sereno... «Nunca se ... ha acostumbrado a ser mi mujer. Todavía sigue siendo mi prima y no me respeta nada. Todo el mundo lloró en el discurso del Nobel menos la beneficiaria de mi llanto, que era ella», lamentaba el escritor con fina ironía, mezcla quizás de amor y resentimiento.

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