Confieso que hay veces que uno siente vergüenza de este oficio. En más ocasiones de las que quisiera. Lo de Tele5 lo vengo superando a base de medicación y paciencia. En esa mugre se entra avisado o no se entra. La abyección me la provocan ... hoy otros medios que se alinean entre el pretendido periodismo serio y talentoso. Prescriptores influyentes que se han ido dejando la dignidad a cambio de unos miles de clics en sus páginas de internet o de quién sabe de qué. La niña Olivia, asesinada por su padre, es el penúltimo episodio de periodismo mal entendido. La sagacidad morbosa de la audiencia no justifica que traten, que tratemos, de saciarla con especulaciones. Con suposiciones sin fundamento. Ejemplo: si Olivia estaba muerta o sedada cuando el hijodeputa la lanzó al mar le puede incumbir al investigador, pero, ¿a usted? ¿a mí? Escribo esto mientras veo en la tele un plano del rostro desvaído del danés Eriksen, un gesto casi lúgubre... Unos segundos tan solo, porque sus compañeros le tapan, que la realización se encarga de repetir. Lo mismo estaba muerto y la audiencia ya y tal.
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