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Quien exagera argumentos termina por debilitarlos. Persistir en el exceso hace increíble la caricatura de la realidad. Eso hicieron PP y Vox en el debate sobre la ley de eutanasia que regulará el derecho a una muerte digna cuando el sufrimiento físico y psíquico resulte « ... intolerable, insoportable e irreversible». Nadie con un mínimo de humanidad soporta ver a un ser querido torturado por el dolor e impedido física y psíquicamente soportando una vida que solo es una agonía que parece eterna. Nadie puede pretender imponer a otros sus prejuicios morales. Eso sí que es imperdonable.
La práctica de la eutanasia está castigada con penas de seis a diez años. El perseguido es generalmente quien, movido por la compasión, ayuda al ser querido tragándose al mismo tiempo su propio dolor. Esta realidad es la que, según el CIS, respaldan el 70% de los españoles.
Escuchando los argumentos de la nueva estrella del PP, José Ignacio Echániz, que eclipsa la sobreactuación de Álvarez de Toledo, se confirma la bajeza de la práctica política actual. Argumentar que esta ley es un modo de ahorrar costes sanitarios y sociales por parte del Gobierno resulta surrealista y más viniendo de quien protagonizó exagerados recortes en sanidad siendo Consejero de Sanidad de Cospedal. No alcanzo a vislumbrar quien puede creerle, aunque seguro que los hay.
Se tienen por misioneros predicando sus prejuicios religiosos al resto de la sociedad. Hablan como si en España fuera a implantarse el exterminio sistemático por parte del Estado de ancianos y enfermos terminales. Seamos serios, que esto se va de regular con garantías y controles. Además, que no esté penado no significa que sea obligatorio. Solo se acogerá a esta ley el que lo desee. Volvemos al cíclico escenario protagonizado por los intolerantes, que tantas veces se ha repetido en España. Embarran el discurso político los mismos que estuvieron contra el divorcio, contra el aborto y contra el matrimonio homosexual pero que después se divorciaron, abortaron y se casaron con quien quisieron. Ya saben, practicar lo contrario de lo predicado. Las derechas apuntalando la hipocresía y la bronca. En cuanto dejan el poder se les esfuma hasta el sentido común.
El colofón lo puso Vox, argumentando que el Gobierno «busca decidir sobre la vida de sus súbditos» con un «homicidio asistido» que salve «un sistema quebrado de pensiones». «Que Dios los perdone», exclamó su portavoz. Yo creo que si Dios existe, jamás perdonará a quienes no tienen compasión. Les aconsejo que lean más y griten menos. Dice el profeta Joel: «Rásguense el corazón y no las vestiduras», que Dios «es tardo en la ira y grande en la misericordia». Y sobre todo, dejen de añorar la Edad Media y la Inquisición que la nostalgia y la ira son malas consejeras.
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