No se han escondido detrás de una mujer, afirman, sino detrás de un nombre. Que agazaparse tras una fémina para sacar a la luz producción cultural, científica, etc. podría interpretarse de forma peyorativa, como una estrategia comercial, oportunista. Que han sido muchas las mujeres las ... que a lo largo de la historia han tenido que adoptar nombres masculinos para que su trabajo tuviera visibilidad.
Publicidad
No. Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez no son mujeres. Tampoco lo es Carmen Mola, un artificio, ni qué decir tiene que absolutamente legítimo, un seudónimo, una profesora de universidad inventada por los ganadores del último premio Planeta. De quien no se cuestiona la calidad literaria.
Ayer fue el Día de las Escritoras. De autoras actuales, pero también de iconos literarios que tuvieron que ocultar su género para abrirse camino, como las hermanas Charlotte, Emily y Anne Brontë, Louisa May Alcott, Amantine Dupin, Mary Ann Evans. Como la riojana María de la O Lejárraga. Como tantas otras.
A Mercero, Díaz y Martínez les pareció que el seudónimo 'Carmen' sonaba bien. Era «sencillo, españolito». Molaba. Me pregunto si en la tormenta de ideas para dar con el alias barajaron alguno del estilo 'Pepe Gusta'. Pepe, también sencillo, también españolito. Gusta, o sea, mola.
Publicidad
Y no hay que darle más trascendencia que la que tiene. Que ya lo dejó claro Billy Wilder en la película 'Con faldas y a lo loco'.
– Jack Lemmon: «No me comprendes, Osgood (se quita la peluca rubia). Soy un hombre».
– Joe E. Brown: «Bueno, nadie es perfecto».
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.