Para asegurar a medio plazo la sostenibilidad del sistema público de pensiones, el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha propuesto una subida de 0,5 puntos durante diez años a partir de 2023 en las cotizaciones que las financian con objeto de ... rellenar la 'hucha' para situaciones críticas, así como retomar a final de ese periodo el debate sobre su cuantía. Tras la reforma que actualiza las prestaciones según el IPC, desincentiva las prejubilaciones y establece estímulos para prolongar la vida laboral, la iniciativa pasa ahora a la consideración de los agentes sociales. CC OO y UGT la consideran «interesante» y «positiva», mientras la patronal la rechaza de plano. Se trata de una medida finalista –sus ingresos irían destinados a cubrir las pensiones de la generación del 'baby boom'– y acotada en el tiempo con la que el Gobierno pretende blindar el modelo mediante un aumento de los ingresos en lugar de con una contención de un gasto disparado como otras ya aplicadas o que han estado encima de la mesa.

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Con ella, el Ejecutivo parece asumir que el blindaje de las pensiones pasa inexorablemente por algún tipo de sacrificio, ya que el alza de las cuotas sociales se repartirá entre empresas y trabajadores. Sin embargo, el dinero que se aporte por esa vía al fondo de reserva –entre 1.700 y 2.000 millones anuales– no podrá cubrir ni de lejos el desequilibrio financiero que continuará soportando la Seguridad Social, ni alcanzará a afrontar imprevistos cíclicos. Escrivá ha mostrado reiteradamente su confianza en la sostenibilidad del sistema. No puede ser otro el mensaje de un ministro encargado de un pilar fundamental del Estado del Bienestar. Pero al prever que en 2032 habrá que contemplar la eventualidad de «minorar el porcentaje de gasto en pensiones en términos de PIB» y revisar cada tres años la necesidad de acciones complementarias, reconoce que las medidas arbitradas hasta ahora y las que acaba de proponer, aun siendo imprescindibles, no resultarán suficientes para asegurar el objetivo perseguido.

Nada sería más oneroso para el sistema de pensiones que un Gobierno vaticinando su quiebra o anunciando rebajas ineludibles en su pago. Pero es evidente que el Escrivá experto describe con más crudeza y realismo –con más credibilidad– los futuros posibles, mientras el Escrivá ministro se contiene por mandato político derivando hacia los que vengan la congelación de las pensiones.

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