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El peligro de la resistencia a los antibióticos

«Si el uso de los antibióticos es inapropiado, estamos ejerciendo una presión selectiva con consecuencias muy negativas para la salud humana»

CARMEN TORRES MANRIQUE. - CATEDRÁTICA DE BIOQUÍMICA Y BIOLOGIA MOLECULAR DE LA UNIVERSIDAD DE LA RIOJA

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 22:55

Desde 2008, cada 18 de noviembre se celebra el 'Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos' y, en los últimos años, se ha extendido a la 'Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos'. Estas iniciativas tienen por objetivo concienciar a la población general, profesionales de la salud pública y responsables políticos sobre el uso responsable de los antibióticos, tanto en salud humana como en sanidad animal para frenar el incremento de las resistencias bacterianas a estos agentes, que en muchas ocasiones ponen en peligro el tratamiento eficaz de las infecciones. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la resistencia a los antibióticos como uno de los mayores problemas de salud pública al que nos enfrentamos.

El descubrimiento de los antibióticos y su incorporación en la práctica clínica en la década de los 40 del siglo pasado, supuso uno de los mayores avances de la medicina, ya que permitía el tratamiento eficaz de las enfermedades infecciosas, reduciendo enormemente la mortalidad asociada a dichos procesos. Los antibióticos eran considerados como las 'balas mágicas' capaces de erradicar las bacterias causantes de infecciones que eran mortales en la era 'pre-antibiótica'. Asimismo, el uso de los antibióticos ha sido fundamental para el desarrollo de prácticas de la medicina moderna (trasplantes de órganos, diversas actividades quirúrgicas, etc.), que requieren su uso para prevenir infecciones.

Durante décadas se vivió una era dorada con el descubrimiento continuado de nuevos antimicrobianos. Pero esa época terminó hace años y actualmente sufrimos las consecuencias del amplio consumo de estos fármacos, en muchas ocasiones inapropiado y abusivo, que ha provocado que las bacterias desarrollen mecanismos de resistencia y los antibióticos no sean eficaces para erradicar muchas infecciones. Según un estudio del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC), se estima que en 2015, 670.000 infecciones fueron causadas por bacterias resistentes a antibióticos en la Unión Europea responsables de unas 33.000 muertes. La ONU alerta más muertes por resistencias a los antibióticos que por cáncer en el año 2050.

El uso de los antibióticos en las personas y en los animales es un importante factor de selección de bacterias resistentes a los mismos. Los antibióticos actúan no solamente sobre las bacterias patógenas que se pretenden eliminar sino también sobre los microorganismos intestinales de las personas y de los animales, pudiéndose seleccionar bacterias resistentes, que pueden ser posteriormente diseminadas a través de las aguas residuales o de los alimentos, entre otros, incrementando este problema de salud pública. Los antibióticos son necesarios en Medicina humana y en Veterinaria y por ello, cuando su uso es adecuado, los efectos negativos son inevitables y asumibles. Sin embargo, si dicho uso es inapropiado, estamos ejerciendo una presión selectiva con consecuencias muy negativas para la salud humana. Por ello, es necesario abordar el problema de la resistencia bacteriana a los antibióticos desde una perspectiva global e integradora, que denominamos 'One Health', analizando todos los factores y las vías de diseminación, e incluyendo el ámbito humano y animal, así como también la seguridad de los alimentos y el medioambiente. Esto requiere la participación de equipos de trabajo multidisciplinares.

Ante esta situación, se requiere llevar a cabo distintas estrategias de actuación. En primer lugar, realizar programas de vigilancia del uso de antibióticos y de evolución de resistencias en el ámbito humano y animal, para detectar cambios de tendencias, o emergencia de mecanismos de resistencia nuevos. Otra vía de acción es la reducción del consumo de antibióticos en personas y en animales, para rebajar la presión selectiva y el desarrollo de resistencias. En este sentido, vale la pena recordar que el ECDC calcula que entre un 30-50% del consumo de antibióticos en la UE no beneficia a los pacientes, sino que únicamente causa daño y contribuye a la generación de resistencias.

Por otro lado, es necesario avanzar en el desarrollo de sistemas de diagnósticos rápidos, especialmente para atención primaria, que ayuden a llevar a cabo prescripciones más certeras y que eviten el uso inapropiado de antibióticos, así como extremar los sistemas de prevención y control de infecciones a nivel hospitalario. Otro campo de actuación es el relativo a la mejora de los sistemas de producción animal y de seguridad alimentaria.

Por último, es necesario profundizar en la investigación de nuevos antimicrobianos y nuevas alternativas a los antibióticos, a pesar de que en las últimas dos décadas ha sido muy reducido el número de nuevos agentes que se han incorporado al arsenal terapéutico.

En definitiva, tenemos mucha tarea por delante, pero como indica la OMS: «El cambio no puede esperar. Se nos acaba la era de los antibióticos».

(*) La conferencia 'La resistencia a los antibióticos, un problema que nos afecta a todos' tiene lugar el jueves 15 de noviembre a las 20.00 horas en el Aula Magna del Edificio Quintiliano.

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