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La fábula 'El pastor mentiroso' llega de la Grecia clásica y fue rebautizado un día como 'Pedro y el lobo'. Alerta de los peligros de la mentira. Desde un punto de vista práctico, es un innovador precedente de los simulacros de desastres naturales. Enseña ... a sobrevivir, el que avisa no es traidor ni cuando miente, los males llegan más o menos tarde, pero llegan. Si se aprende a dormir con el ojo abierto, por si viene el lobo, para cuando venga el lobo, que viene el lobo, se asegura la salvaguarda de las ovejas. Siglos después, el músico ruso Prokófiev creó con ese título una obra divertida, profundamente ecologista, a favor de todos: lobos, pájaros, gatos, patitos, perritos, ovejas.
Salvar a las ovejas es la tarea de los pastores que apacientan ciudadano/as. A veces son altos, guapos, siempre sobrados de promesas y proyectos, listos incluso, que proclaman a voz en mitin lo buena que es su idea y el cuidado que hay que tener con el lobo. Este mes de mayo la calor recalienta el segundo pase del puente electoral y el aire estalla en calambres avisadores. Todos los partidos tienen su pedro y su lobo. Los pedros figuran en las listas. Pero, y el lobo, ¿quién es el lobo? ¿Quién lo busca? ¿Quién se lo encuentra sin haberlo buscado? ¿Qué lobo se camufla de cordero?
El primero en responder fue el Coro de Periquitos la noche del 28 desgañitándose ante las puertas de Ferraz: el RiberaNo, ese es el lobo. El RiberaNo parece más un gozquecillo aseado, repeinado, planchado, sin arrugas ni bellas ni desgarbadas, fiel a sus orígenes de muchacho de La Ametlla, con algún gen del sur. No es Rufián. El RiberaNo es un caballero andante que digiere como sabrosa crema catalana las leches que se lleva hasta cuando gana.
Para el Fondo Monetario Internacional, con su habitual tonillo a cornetas del apocalipsis, el lobo es el/la revolucionario/a Podemas, la hija pequeña de un digitígrado de cola capilar sedosa, sagazmente equina, pantalón de tiro bajo, sin soguilla al cuello, mano izquierda elástica, da zarpazos o cierra el puño según lo pida, tras referéndum legal/legal, la militancia fiel. Lo de la casta, la gente, son cosas de cuando era pequeño. Ha crecido, ha medrao, ve en el espejo a un padre de familia numerosa, con vacaciones, permiso de paternidad, casoplón en cámara estereoscópica, agobiante fastidio burgués. Y encima Iñigo Errejón le ha dejado por otra.
Mas «votado» popularmente para el papel de lobo es esa voz que suena como un rugido en la tranquilidad de la noche. Temores infundados, habladurías, bueno es tener niños para echarles la culpa, sobre todo si el peque gusta de cuernos y tirachinas. Es lo propio de la edad, la Media. La Hermana loba Ultraderecha también quiere lo mejor para sus ovejas, incluso para las ajenas. Ha sido tan rentable para Caperucita Roja Sánchez que ya está en marcha el reparto de premios del «un dos tres» socialista, 123 escaños. El lobo reconvertido en Ruperta relaja la contienda.
El propio Sánchez es un lobo estepario, su propio lobo. 'Il Corriere della Sera' así lo ve y lo define como: guapo, Pietrino il bello; previsor, «líquido», «post ideológico», elegirá entre lo mejor o lo posible; campeador, resucitado de y contra los fantasmas del pasado (Felipe, Zapatero, Rubalcaba); campechano, besa a las tías de provincias que cocinan paellas; contundente, es lo que España necesita.
Queda Pablito que ya se veía enmaridado, casadísimo, en un ménage à trois de chacalitos bien avenidos, y se ha quedado con la miel en los labios y los morros algo descacharrados. Su dentadura estará ya en la consulta del seguro, para centrarse. Es apasionante y agotador fijarse y fiarse de las farsas que dicen la verdad.
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