Sánchez (¡Pedroooooo!) es el ángel de la guarda de Andreu versión laica. Le dice la presidenta qué hay de lo mío con las bodegas, con los de los zapatos y con los artistas que quedan (cada vez menos) del mueble y no ha terminado de ... pedir y ahí tienes, Concha, tus palabras son órdenes para este eventual de la Moncloa: vinateros, alpargateros y ebanistas ya pueden ponerse en la fila del auxilio gubernamental. Que a Sánchez tanto le da como le da lo mismo que esos 32,5 millones para ayudas a fondo perdido que te han tocado en el reparto, presidenta, los prorratees entre tres o entre treinta y tres. Y si tienes que contar –le dice, muy en confianza, de presidente a presidenta– mi futura secretaria general de La Rioja, que eres un hacha doblegando el brazo del Gobierno central, pues lo cuentas y ya tal. A propósito de cuentas: si mantenemos el dividendo y recrecemos el divisor, o Pitágoras dice lo contrario o el cociente se diluirá como se diluyen dos peces de hielo en un whisky on the rocks, que dijo Sabina.

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