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La liberalización de las autopistas en España es un hecho desde 2018. Hace unas semanas viví la agradable novedad de viajar sin peajes desde Zaragoza hasta la costa catalana por la AP-2. La primera reacción es de sorpresa al atravesar un peaje en el ... que habitualmente debías detenerte para el correspondiente pago o recogida de tarjeta de entrada. Después, la vivencia es ambivalente.
Descontar el coste de los peajes hasta destino es un respiro económico muy bienvenido (transitar por la red de carreteras del Estado, con las recientes liberalizaciones en septiembre del 2021 de la AP-7 –desde Tarragona a La Jonquera– y la AP-2 –desde Zaragoza al Vendrell– es un 73% más barato). Pero cuando te adentras en la circulación del trayecto liberado te percatas de que algo ha cambiado en las condiciones habituales del viaje; la densidad del tráfico es cuantitativa y cualitativamente distinta con, especialmente, sustancial incremento de camiones pesados que circulan en largas y apretadas filas, uno detrás de otro, con adelantamientos a veces inesperados entre ellos, forzando maniobras y ralentizando la marcha de los turismos. Volver a tramos con peaje, aunque caro, es tranquilizador para el conductor que, en menor estado de alerta, viaja con más tranquilidad, sensación de seguridad, relajamiento y mayor confort, lo que hace cuestionarse si se sale ganando o perdiendo con la liberalización de las autopistas. Además, una se pregunta cuáles son las medidas previstas para conservar la seguridad y condiciones óptimas de un asfalto que está sufriendo un incremento sustancial en su desgaste, debido al nuevo tipo de circulación por él.
Las cifras ya cantan en las autopistas liberalizadas desde este septiembre: el tráfico en la AP-7 y AP-2 se ha incrementado en un 20%, y el de los accidentes con víctimas un 36% en la AP-7, el 67% en la AP-2; curiosamente, este ascenso de la circulación y siniestralidad está acompañado de una bajada en las vías secundarias de los mismos trayectos.
Como dice el refrán, a veces lo barato es caro. Si las condiciones no mejoran, circular por las vías de autopistas liberalizadas puede ser aparentemente barato, pero caro en cuanto seguridad y velocidad de desplazamiento. Hay que mantener vías de circulación con bajo riesgo y rápidas, aplicando medidas armonizadas con las que, en los 23 países europeos con tráfico libre, permiten sustentar vías de desplazamiento seguro y de calidad mediante peajes de coste público regulados por el Estado.
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