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Un paso por detrás

EDITORIAL ·

La decisión de confinar ahora Alfaro deja la sensación de que el Gobierno regional a veces reacciona demasiado tarde

Martes, 8 de septiembre 2020, 09:19

El Consejo de Gobierno decidió ayer, en una reunión extraordinaria, decretar el confinamiento de Alfaro; una medida cuya procedencia venía intuyéndose desde hace ya días, al menos desde que se decidió realizar test masivos a la población y comenzaron a dispararse los casos positivos. Según ... los datos hechos públicos ayer por la Consejería de Salud, en la ciudad riojabajeña se concentran 264 de los 959 casos activos de COVID-19 en la región. Del estudio de las cifras, sin embargo, se desprende que el crecimiento explosivo de la curva de contagios se registró algunos días antes, cuando comenzaron a notarse los efectos nocivos de la celebración no oficial de las fiestas patronales. Adoptar una medida tan extrema –y que supone indudables daños económicos– nunca es fácil, pero acertar con los tiempos resulta esencial para que surta efectos y ayude a cortar la cadena de contagios. Desde este punto de vista, queda la sensación de que el Gobierno riojano tarda demasiado en dar respuesta a una situación que cambia día a día y exige la máxima agilidad. Cuando se decretó el «confinamiento voluntario» durante un fin de semana y cuando se acordó retrasar unos días el inicio del curso escolar en Alfaro, ya se veía que eran necesarias medidas comprometidas para evitar que el incendio se propagase mucho más allá de lo controlable. Por otro lado, la situación vivida en Alfaro invita a una reflexión profunda, no solo de las autoridades, sino también de la ciudadanía. Las autoridades deben comprender que no basta con suspender las fiestas y con pedir civismo, sino que hay que actuar decididamente –si es caso mediante sanciones– para que se cumplan las normas. Y la ciudadanía ha de convencerse de que nos encontramos ante una amenaza muy seria y de que en estos momentos no caben conductas que no solo pueden ser temerarias, sino que resultan abiertamente insolidarias. El caso de Alfaro debe servir de enseñanza para aquellos lugares –como Logroño, como Arnedo– que deberían celebrar sus fiestas en septiembre. Lo que ha sucedido en Alfaro no debe repetirse bajo ningún concepto. Hasta que llegue la vacuna, o en su defecto un tratamiento eficaz y rápido, la lucha contra el COVID-19 nos interpela a todos. En el día en que acaba de inaugurarse el curso académico más incierto de los últimos decenios, la sociedad entera –con las autoridades a la cabeza– debe realizar un ejercicio de prudencia para evitar que los contagios se disparen y se agudice la presión hospitalaria, regresando de nuevo al escenario trágico que se vivió en los meses de marzo y abril.

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