Secciones
Servicios
Destacamos
No me gustan los misterios ni siquiera para las películas. No es que aspire a que la vida sea plana y transparente; por ejemplo, me hubiera encantado seguir creyendo en los Reyes Magos. Con lo que molaban: el otro día lo descubrió mi hijo menor, ... y qué rabia.
Pero, digo, los misterios son malos para la cosa de lo público. Y los misterios perpetuos, más. Sobre todo cuando son cosas que nos cuestan dinero a los paganos.
La Casa del Cuento, además de uno de los nombres más desafortunados que un alcalde le pudo calzar a algo (tampoco hay que poner tan fácil eso de que te saquen cantares) es uno de esos misterios derrochones. Porque a estas alturas, todo lo que sabemos es que eso se derribó, se empezó a construir, se cayó y, finalmente, se abandonó. Y que acabará siendo un cacho de cemento con gradas en mitad de un parque.
Pero no hemos sabido por qué. Es decir, la Casa se vino abajo llenando de polvo al vecindario, y propiciando unos cuantos vídeos bien chulos. Pero no se sabe por qué, ni por culpa de quién, ni qué se hizo mal, ni qué se tenía que haber hecho de otra manera.
Y como siempre pasa en estos casos, las cosas mal hechas, por muy misteriosas que sean, tienden a eternizarse. Ahí están Ayuntamiento y empresas, aún a la gresca y dios quiera que no lleguen a los tribunales. Porque mientras, esas cuitas las pagamos nosotros. Que ni siquiera sabemos por qué.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.