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Desde las ventanas de esta casa se ve el túnel de Duques de Nájera. El extúnel, habría que decir, medio derruido como anda. Hace ya dos o tres semanas que los coches han dejado de pasar por aquí debajo, y voy a decirles lo que ... ha ocurrido: nada. O casi nada. Y eso, la verdad, me da que pensar.
Les supongo a ustedes familiarizados con esta obra, pero por si acaso les hago un resumen exprés: este túnel iba a desaparecer para construir una rotonda, con todo el tráfico a la misma altura. Pero apareció el politiqueo rancio y el cuñadismo vecinal más castizamente riojano y la cosa acabó en no el mismo túnel, sino uno mucho más caro. Y eso, a pesar de que los técnicos, que son quienes saben de esto, decían que con una rotonda nos sobraba, que el tráfico que pasa por ese lugar se absorbería de sobra.
Pues lo dicho: hace tres semanas que una buena parte de ese tráfico (todo lo que cruzaba Duques de Nájera hacia Lobete y los tránsitos Vara de Rey-Duques de Nájera y viceversa) está cortado. Y la ciudad lo ha absorbido bastante bien, con mínimos arreglos de calles y un poco menos de fluidez en puntos muy concretos y en las horas punta. Nada que llegue a sangrar. Y eso, repito, con el tráfico TOTALMENTE cortado.
Ahora, por favor, que reflexionen un poco los culpables (grupos de la oposición a la cabeza) de que en lugar de la rotonda nos hayamos gastado una millonada en hacer un re-túnel que es totalmente superfluo.
No, no digo que se den una de puñadas en el pecho, pero quizá podrían aprender para otra vez: si los técnicos dicen misa, uno comulga. Y se deja de tantas tontadas.
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