Secciones
Servicios
Destacamos
Creo que debo empezar pidiendo disculpas: es la primera vez que voy a escribir de algo que no entiendo. Desde hace días no dejo de oír hablar y discutir sobre el 'pin parental' y todavía no sé qué es. Lo confieso. He preguntado, he leído, ... he escuchado y cada vez me aclaro menos. A primera vista pareciera que se trata de una de esas polémicas que se crean para distraer la atención de otras cuestiones más importantes, que evidentemente las hay.
Pero la polémica va arreciendo y el nombre de la idea cobrando carta de naturaleza. Llego a entender que se trata de un asunto relacionado con la enseñanza, pero ignoro si se pretende su normalización o si, por el contrario, se la quiere retrotraer a los tiempos de la Inquisición. ¿Por qué en España pasan las décadas y hasta los siglos sin ponernos de acuerdo en la forma de enseñar a nuestros descendientes? ¿Por qué no se deja en mano de los educadores?
Algunas veces uno reflexiona sobre su pasado escolar y no cree en los adoctrinamientos religiosos o políticos infantiles: estudié Formación del Espíritu Nacional -todavía recuerdo alguno de los puntos de la Falange-, y nunca los tuve en cuenta a la hora de votar ni menos de pensar. Como ahora se trata de comentar una cuestión política que no entiendo, aprovecharé para exponer mi opinión sobre la enseñanza religiosa.
Disfrutamos de libertad -por primera vez la hemos conseguido- y a las futuras generaciones hay que prepararlas para convivir en libertad, sin dogmatismos inducidos y con conocimientos para que ellos tomen las decisiones. A quienes defiendan lo contrario, les argumentaría por experiencia propia, que lo harán. Lo importante es que puedan hacerlo sin traumas ni imposiciones. En este aspecto la cuestión gira en torno a la enseñanza religiosa. Y la formación sobre el sexo que se nos enseña, los niños lo aprenderán solos pero mal.
Más desde que la religión católica convive con otras creencias, como la musulmana, la judía, la budista o las corrientes cristianas: ortodoxas o evangélicas. Soy de los que opinan que la enseñanza de religión es importante, es parte de la cultura, de la historia y de la inquietud intelectual de las personas. No debe ser vetada ni obstaculizada ni desdeñada. Y la formación sexual es práctica y evita luego muchos males.
La Religión no debería confundirse con una formación religiosa determinada que los padres quieran para sus hijos. Hay centros, que se plantean el objetivo de estimular la fe de los estudiantes. Están en su derecho. Sin embargo, hacerlo en centros públicos, abiertos a todos, es un error que, lejos de conseguir adoctrinamiento, genera desigualdades y diferencias negativas para la convivencia infantil y para la propia fe que se imparte. Lo sensato, y es lo que ocurre en otros países, es una escuela pública neutral, igual para todos, sin intromisiones ni imposiciones que enfrenten a las creencias ni limitaciones que afecten a todos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
98 puntos Parker: ¿Cómo funcionan las puntuaciones de los vinos?
El Norte de Castilla
Cinco trucos para ahorrar en el supermercado
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.