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La muerte de mujeres, víctimas de la violencia masculina contra ellas, ya sea gratuita, ya sea proveniente de las manos de su pareja o expareja no cesa. Es una manifestación deleznable de la capacidad destructiva del odio hacia otra persona.
Esta expresión de la violencia ... de género no es un hecho aislado; a pesar de las medidas adoptadas por los gobiernos es un hecho social que ha acuñado el término 'feminicismo' para denominarlo y 'feminicidas' a los criminales que lo practican. Quizás hace un tiempo podía darse crédito al argumento de que era un drama raro, aislado en el que era difícil de intervenir sin inmiscuirse en la intimidad de una pareja con sus más y sus menos, y otras razones tan personales como cruentas.
Pero este argumento ya no es válido, el conteo de víctimas en manos ajenas, de sus parejas o ex parejas, personas con las que han establecido vínculos afectivos e incluso procreado hijos que, sin tener que ver con el conflicto son también víctimas físicas o psicológicas de él, no cesa. Este feminicidio es uno de los principales tipos de criminalidad persistente en nuestro país y otros países europeos, por ejemplo, Francia se cobra alrededor de 100 víctimas mortales anualmente, además de las agresiones que no culminan con la muerte de la agredida.
El feminicismo no puede ser tratado como un hecho aislado o un trastorno personal más o menos fugaz de mentes enfermas o que han vivido en su infancia situaciones similares. Es un hecho social, provocado por la representación de qué es una la relación de pareja en la que la carencia de respeto, la inmediatez, la falta de inhibición de frustraciones personales, el desequilibrio de algunos, y otros factores como: la falta de atención social, la indecisión de denunciar la agresión, la falta de estimación del peligro real de la víctima, el no dejar de creer que la relación quizás no está perdida, o la falsa dignidad que esconde manifestar las dificultades de pareja, etc., bloquean la comunicación y paralizan el entorno, coadyuvando a la extensión de la lacra. En suma, diversos factores que modulan la enfermedad social egocéntrica de aquellos que no dudan en destruir lo amado por carecer de respeto a la vida y ausencia de control propio frente a la voluntad de otro.
Una consecuencia de mentes enfermas con un egoísmo atroz cultivado por la sociedad, que podría explicarse en la serie Why we hate? producida por Steven Spielberg estrenada este domingo en nuestras pantallas que analiza las formas en que se forja y manifiesta el odio con el daño psicológico o físico consecuente, con la finalidad de ponerlo en evidencia, desenmascar a sus portadores y aportar propuestas de manejo para hacerle frente.
No podemos ser cómplices del odio, solo lleva al daño mutuo. Es una cuestión social.
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