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Una ola de enfado contra lo establecido, expresado en un voto ultraconservador, recorre Europa. Eso han demostrado las elecciones presidenciales francesas. El descontento social es como los ríos torrenciales que cuando se desbordan buscan la salida por donde pueden. Así que muchos franceses han votado ... desde las vísceras sin saber qué van a encontrar tras esas músicas que suenan bien como refugio de su indignación pero que si se concretaran no serían tan hermosas. La mayoría de enfadados, trabajadores manuales y rentas más bajas ha optado por la ultraderechista Le Pen. Es un dato demoledor que refleja la desafección con los partidos tradicionales que se han desplomado en la primera vuelta. Desde 2008, han sido las clases populares las más afectadas por las sucesivas crisis cuyas recetas económicas han precarizado empleos y futuros y alimentado la brecha de la desigualdad.

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