La palabra y su condición de piedra angular para el entendimiento fue el eje sobre el que Concha Andreu hizo ayer girar su discurso durante el Día de La Rioja en San Millán de la Cogolla. En un enclave referencial del español y una coyuntura en que la pandemia ha silenciado tantos anhelos, la presidenta ensalzó el diálogo como clave en la esperanzadora etapa que la extensión de la vacunación hace vislumbrar. Un vocabulario que, como recordó, ha estado copado durante el año transcurrido por las palabras asociadas a la enfermedad, pero también de otras más luminosas que ha sabido conjugar la sociedad riojana como solidaridad, entrega, sacrificio... En una cita del máximo rango institucional donde La Rioja se reivindica como comunidad, el reconocimiento del esfuerzo del conjunto de sus habitantes, encarnado en la distinción al talento de Dialnet, el grupo de investigación GESVIN del ICVV y Miguel Ibáñez Rodríguez, supone un acicate para avanzar en el largo camino que queda por recorrer. Tampoco Andreu fue ajena a ese punto de inflexión, asumiendo que ahora corresponde reactivar la agenda y el programa de Gobierno. El tiempo de la palabra va de la mano con hechos.

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