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EDUARDO AÍSA - CRÍTICA DE MÚSICA
Miércoles, 6 de noviembre 2019, 08:42
Todavía me froto los ojos ante la impresionante calidad de los ganadores de este primer concurso de Piano La Rioja. Me quedo sin adjetivos para calificar a los tres finalistas que compitieron en la sala grande de Riojafórum en vivo y en directo junto con la estupenda orquesta del concurso bajo la dirección del maestro polaco Mariusz Smolij. Yo creo que nadie podía imaginar que esta primera edición casi experimental iba a atraer a semejantes monstruos del teclado: créanme que fue algo espectacular, teníamos a tres espléndidos pianistas hechos y derechos.
Compitió en primer lugar el ucraniano Pjotr Naryskin de 30 años, con el concierto nº 3 de Beethoven que interpretó con elegancia y limpieza, adecuado estilo, exquisita pulsación y fraseo bellísimo. Este concierto no exige gran virtuosismo, pero tanto Beethoven como más todavía Mozart son la 'prueba del algodón' para todo gran pianista; parecen fáciles pero dejan al descubierto de inmediato las carencias de un intérprete y aquí Naryskin se mostró sólido, sin fisuras. A continuación fue el momento del italiano Pier Carmine Garzillo de 24 años, con el concierto nº 2 de Liszt que versionó brillantemente, superando las tremendas dificultades con limpieza y autoridad. Estuvo refinado en el bellísimo diálogo con el violoncello de Herwig Koryn y remató a lo grande el formidable final. Finalizó la competición el australiano Harrison Herman también de 24 años, con el temible concierto nº 3 de Prokofiev en el que demostró su extremado virtuosismo, su agilidad y limpieza y, sobre todo, su inteligencia musical, engarzando a la perfección su fraseo con el de la orquesta en auténtica excelencia. Un verdadero crack.
Las quinielas de los aficionados otorgaban los premios en orden inverso al de actuación, pero el jurado dio la sorpresa con el segundo y tercer premio, pues el primer premio estaba cantado que era para Harrison Herman y su modélico Prokofiev y así fue: enhorabuena. El 2º fue para Pjotr Naryskin y su perfecto Beethoven, mientras Pier Carmine Garzillo y su deslumbrante Liszt se tuvo que conformar con el 3º.
Previamente se habían entregado los premios a las categorías infantiles y juveniles y actuaron los ganadores, que también nos dejaron pasmados ante su altísimo nivel. Impresionaba ver a la niña española Leila Pena Montes de 10 años con un Schumann espléndido y no digo nada del muchacho costarricense de 16 años maravillándonos con una ejemplar lectura del endiablado Vals Mephisto de Liszt. Mención aparte merece la jovencita española Eugenia Sánchez Durán de 15 años, que compitió en una categoría superior a su edad y ganó (increíble su sonata nº 7 de Prokofiev); habrá que seguir su pista pues puede llegar a lo más alto.
Hay que destacar la inmensa labor del director Mariusz Smolij y de la espléndida orquesta, que en pocas horas tuvieron que montar los tres conciertos, con un nivel excelente. Y por encima de todo a los organizadores del Concurso por la calidad tan extraordinaria de todos los aspectos de este precioso evento: los concursantes, los miembros del jurado, los concertistas de todas las jornadas, la organización, la vertiente pedagógica, en fin un inmenso ¡bravo! para los promotores de este ejemplar acontecimiento musical.
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