
Pablo Iglesias, en retroceso
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Alrededor del líder de Unidas Podemos existe una sensación de desbandadaPablo Iglesias presidió ayer el Consejo Ciudadano estatal, el máximo órgano del partido entre asambleas ciudadanas, todavía con los sapos a medio digerir del surgimiento de Más País, formación encabezada por su antiguo número dos, Íñigo Errejón, y de las defecciones bruscas de miembros o aliados, como las de Compromís o la Chunta y de cuadros relevantes como el murciano Urralburu, que se decantan hacia el errejonismo y dejan al pablismo en la estacada. La intervención de Iglesias, quien ya debe ser consciente a estas alturas de que pasará a la historia como el intratable izquierdista que ha impedido tres veces seguidas la formación de un gobierno de izquierdas tras la desaparición del bipartidismo imperfecto, fue una autojustificación vacía de cualquier autocrítica. Con respecto a la frustración del pacto con Sánchez, ha culpado a su fallido socio de intransigencia y ha rescatado una desgastada teoría de la conspiración según la cual el PSOE habría cedido a las presiones de los poderes fácticos que no estaban dispuestos a tolerar la entrada de Podemos en el gobierno. Teoría que evidentemente tropieza con la evidencia de que Sánchez le ofreció el pasado julio una vicepresidencia y tres ministerios, oferta que fue rechazada irónicamente y con malos modos por el destinatario. Con respecto a Errejón, Iglesias reconoció la legitimidad de la tentativa de su antiguo compañero de filas, pero recordó que el líder de Mas Madrid había sido partidario de que Podemos apoyase la coalición PSOE-Ciudadanos en 2016, se opuso a la coalición de Podemos con Izquierda Unida y habría permitido ahora la formación de un gobierno monocolor del PSOE. Tales denuncias, emitidas con ánimo de agraviar, son las que han producido el vuelco de una parte relevante de la izquierda hacia Errejón, ya que para muchos progresistas fue absurdo que el radical Iglesias facilitase en 2016 la continuidad de Rajoy e impidiese hace unos meses un gobierno progresista con cuatro años por delante para reformar y modernizar este país. En torno a Iglesias hay una sensación de desbandada, y todo indica que Unidas Podemos, que se quedará con el nicho de votantes de izquierda radical que Anguita elevó, en el mejor momento, a 21 escaños, continuará su decadencia hasta el punto de ser una fuerza no decisiva en la formación de la mayoría de poder.
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