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Cuidado, presidente del PP. No decepcione a los militantes más fieles de su partido. No defraude a aquellos votantes que no quisieran ver a Vox ni en pintura. No desproteja a los huérfanos que ha dejado Albert Rivera, una vez demostrado que su centrismo era ... de cartón piedra. Acertó al rescatar hace unos meses sus mensajes moderados, después de haber ganado el concurso de insultos a Pedro Sánchez en el hemiciclo del Congreso de los Diputados durante la penúltima campaña electoral.
Pero, como por encanto, ha recuperado su tono ácido. Las negociaciones del candidato a formar un Gobierno imprescindible le han puesto a tono con su portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo. Un tono que no coincide, a Dios gracias, con el de su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, a quien los periodistas encontramos a faltar en la brega diaria de nuestro oficio.
Pablo Casado sigue anclado en el «no es no» a la investidura de Pedro Sánchez pese a los intentos de la líder en funciones de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que plantea alcanzar algún tipo de acuerdo. Tampoco lo pone fácil, ya que insiste en declarar al PSOE fuera de la Constitución, lo cual aparte de ser un disparate -y Casado, Ud. tiene que saberlo- se puede considerar una ofensa.
Y añade que su acuerdo o abstención no son precisos si se hace una amalgama política con Ciudadanos, Podemos, Navarra Suma, el PSOE y los regionalistas, lo que dejaría fuera al PP y a los independentistas. Casado es bueno organizando a los demás, como se ve, sin querer mojarse porque opina que así se refuerza como alternativa para la Moncloa.
Esa afirmación reiterada induce a pensar que el líder popular enfrenta el futuro en la perspectiva de que con un Gobierno de coalición, como se va pergeñando no sin problemas, como ha demostrado Oriol Junqueras, líder de ERC, desde la cárcel, la continuidad sería difícil, incluso sin alcanzar los cuatro años de mandato. Y a continuación, otras elecciones, y a ganar.
Inés Arrimadas acudirá mañana lunes a su entrevista con Sánchez con el propósito de tentarle con un acuerdo entre PSOE, PP y Cs. «Si Sánchez abre esa puerta, el PP va a tener que entrar sin ninguna duda», aseguraba la portavoz de Ciudadanos. Pero la presidenta de su comisión gestora ha hecho unas afirmaciones que no han sentado bien en el PP. Les ha pedido que dejen el «bulo» de España Suma, que Pablo Casado enarbola cual varita mágica para compactar a la derecha, y acceda a un pacto con el PSOE y Ciudadanos. Y ha añadido que ahora el líder popular debe decidir si desbloquea o está pensando en elecciones.
El PP tiene ahora la oportunidad de cambiar el curso de la historia. Por el momento no parece estar dispuesto.
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