Regalitos para coches

Varias de esas medidas siguen un modelo muy caro a nuestro presi: la ayuda directa, sin requisitos por renta. O sea, dinero para un determinado sector o comportamiento sin que importe la pasta que gana el que lo recibe.

Así será en los anuncios mas populares que nos dejó el martes, la gratuidad a la matrícula en la UR, la ayuda a los estudiantes que se matriculan fuera y los 2.000 euros por coche nuevo comprado.

Confieso que lo de la subvención sin límite de renta siempre me ha mosqueado. Básicamente, porque creo que atenta contra el buen empleo de los recursos públicos, esos que pagamos con nuestros impuestos.

Si el gobierno ve necesario promocionar algo mediante el procedimiento de soltar una pasta, lo suyo es que esa pasta esté dirigida a quien más la necesita, lo más quirúrgicamente posible. No es lo mismo soltarle 2.000 euros a un padre de familia que corretea por ahí con un Seat de 1997 que a un tipo que va a comprarse su tercer coche. A los dos les va a venir bien, pero uno lo necesita y el otro... pues no. Y puesto que el dinero público es finito y nuestros impuestos altos, convendremos en que mejor elegimos al que «necesita» antes de al que «le viene bien».

El parque automovilístico envejece y las ventas caen ayudadas muy mucho porque los precios de los automóviles se ha disparado. El coste medio de un coche en 2014 era de 15.800 euros. En 2024 es de 23.700. Casi exactamente un 50% más.

Una subida así expulsa del mercado a muchos potenciales compradores, e impide un recambio en el que nos jugamos mucho: hacia autos que contribuyan menos a cargarse el planeta.

Falta la letra pequeña, que el Gobierno se calla celosamente. De ella depende que estos regalitos para coches sean algo con sentido o un puro populacheo que acabe beneficiando al que no lo necesita.

Algo pasa en la Consejería de Educación que sobrepasa la línea del ridículo y se acerca peligrosamente a la del desastre. Lo que está ocurriendo con la adjudicación de plazas en las últimas convocatorias ha sido tan abracadabrante que exige una explicación y, lo más importante, una rectificación. Pero ya.

Cada verano, cientos de profesores de esta región giran y cambian de destino. Hay plazas nuevas, bajas, vacantes, necesidades que surgen. Y un cuerpo de interinos que vuela de un colegio para otro para cubrir esos huecos. Un cuerpo muy numeroso y absolutamente imprescindible sin el que la educación riojana simplemente no funciona.

Que cada vez que haya adjudicación de vacantes o de bajas se forme tal pitoste de retrasos, equivocaciones, rectificaciones, errores en las rectificaciones y nuevos retrasos roza lo tercermundista. Algo pasa en ese departamento del que depende tanta gente, y va siendo hora de tomar medidas

Una cosa que dejó el debate del estado de la región, si me permiten volver sobre mis pasos. Acusó Gonzalo Capellán a Concha Andreu de haber paralizado la reforma del Estatuto de Autonomía de La Rioja, que sigue en un cajón del Congreso de Madrid, porque no quería que nadie le prohibiera estar más de dos mandatos en el cargo.

Acusación gruesa que, hasta ahora, no ha sido desmentida ni respondida, y debería. Como debería también Capellán dejar claro si él es o no partidario de limitar sus propios mandatos.