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Cada mañana veo formarse una fila a las puertas del Ayuntamiento de Logroño. Los primeros llegan sobre las ocho y media, luego van viniendo más, desperdigados, erráticos como canicas cayendo en un agujero, y al ver el montón de gente frenan el paso, buscan su ... sitio detrás del último y esperan como zombis con sus mascarillas puestas y sus reflexiones, tan silenciosas que casi se pueden oír. Un poco antes de las nueve siempre sale un policía a ordenar algo el asunto, aunque por lo general el personal se comporta, hace caso y mantiene las distancias. Luego esa fila de personas se desdobla, se multiplica igual que hacen las bacterias y se reproduce por todas partes, desde la puerta de la frutería a las oficinas bancarias del Espolón; filas, colas de personas, gentes esperando en las aceras que miran al suelo o al cielo, lo que en el fondo es lo mismo.

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larioja Las orugas