Muy brevemente: El pasado 19 de junio se celebraron elecciones en Andalucía. Poco que añadir sobre lo ya dicho. Todos tenían esperanzas de ganar y al final, todos menos uno se sintieron defraudados. Unos por perder lo que tenían y otros por no ganar lo ... que esperaban. Así es esto. Como dijo no sé quien, a veces las elecciones son la venganza del ciudadano y las papeletas se convierten en puñales de papel. A puñaladas anduvieron, ¡qué se le va a hacer!

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Y no crean que los que perdieron lo hicieron por no prometer, porque desde poner en funcionamiento un Imserso para jóvenes, hasta reconocer la figura de las familias 'interespecie' (animalitos incluidos), pasando por esa vieja historia de no pagar las deudas contraídas; concretamente la izquierda andaluza fue un prodigio de promesas, imaginación y fantasía.

Y ocurrió que, como las promesas son olvidadas por los dirigentes, pero nunca por el pueblo, los andaluces, estando ya hasta las narices de tanto tradicional incumplimiento, se liaron la manta a la cabeza y, pillando con el pie cambiado a sus fuerzas políticas, votaron a quienes les dieron la gana, que por otra parte es lo que siempre debe hacerse

Y para tanto fue la cosa que a escasas horas de pasarse por las urnas, todavía había políticos de la izquierda andaluza que andaban por los pasillos con la vela apagada y mientras unos hablaban de «buenas sensaciones» los otros en sus mítines auguraban que, a pesar de los resultados de las encuestas, el domingo habría «una formidable sorpresa»... ¡y vaya si la hubo!

Y ya que ha salido a relucir el tema de las encuestas, no quisiera que se me acabara el folio sin contarles el nuevo éxito del CIS. Verán, ocurrió que en la última estimación de resultados facilitada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, se contempló no solo que el PSOE sacaría el mayor porcentaje de votos, sino que los populares acabarían con un resultado del 27 %.

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Y para qué seguir si ustedes, tratándose del divino adivino, ya se imaginan que lo ocurrido fue que de una parte el PSOE no solo no sacó el mayor porcentaje de votos sino que, «a más a más» el Partido Popular, en lugar de conseguir ese veintisiete por ciento augurado, pasó a obtener por encima del cuarenta y tres.

En fin, yo aquí termino y ustedes no se preocupen porque ya saben que en esto de la política nunca pasa nada. Si los elegidos cumplen sus promesas, pues todo irá bien y si no las cumplen discúlpenles y recuerden que, como decía Mario Cuomo: «Se hace la campaña en poesía, pero se gobierna en prosa», aunque, por lo visto, de eso de que nos gobiernen en prosa, el pueblo soberano empieza ya a estar más que harto. Es así, no le den más vueltas. Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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