Resulta esperanzador que la Comisión Europea haya mejorado sus previsiones económicas para nuestro país de este año y el próximo. También que el intenso crecimiento esperado –el 5,3% y el 5,6%, respectivamente– sea el mayor de la Eurozona, como lo fue también la ... contracción en 2020. El optimismo que rezuman esos datos se ve amortiguado, sin embargo, por la constatación de que son inferiores a las estimaciones del Gobierno y, aunque se confirmaran, aplazarían hasta 2023 la recuperación de los niveles precovid en España, cuando la mayor parte de los países de la UE la lograría un ejercicio antes. La advertencia de Bruselas en torno al riesgo de una oleada de quiebras empresariales por las peculiaridades del tejido productivo nacional confirma la necesidad de arbitrar ayudas directas antes de que sea demasiado tarde para salvar proyectos viables para los que ya es insuficiente el colchón de seguridad que ofrecen tanto los ERTE como los avales públicos. La intensidad del rebote del PIB, que se dejará sentir en la segunda mitad del año, dependerá de la evolución epidemiológica y, sobre todo, del éxito de una campaña de vacunación plagada hasta ahora de sobresaltos.
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