Qué. Cómo se les quedó el cuerpo. El actual PSOE de La Rioja había subestimado la astucia de Francisco Ocón y, touché, el ex secretario general dio ayer un golpe sobre la mesa épico haciendo trizas la estrategia de la nueva dirección socialista, y marcando ... distancias con una frase que pide mármol: «No todos somos iguales». Esto es, reivindicando la integridad y conciencia de esas raras avis que están en política para servir, no para servirse, y que no sucumben al cortejo de destinos apetitosos, cómodos y que por unos años permiten tener el riñón bien cubierto.
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Ocón hizo creer a la nueva dirección que controlaba ya todo, que el poder estaba transferido, y resulta que en una jugada maestra conservó un valor intangible, pero sin precio: el tiempo. Dejó que los acontecimientos se sucedieran y que, incluso, el anterior senador autonómico presentase su renuncia oficial en la Cámara Alta. Y fue ayer, en una decisión «largamente meditada» (supongo que las semanas en las que ha presenciado la purga en el grupo parlamentario regional), cuando desbarató los tempos y los planes de la actual ejecutiva regional, y la desacreditó, jurando que ni hubo pacto ni consenso. Que por no haber, no hubo contacto –y al menos hasta ayer no lo había–, ni directo con la secretaria general, ni indirecto través del Parlamento riojano. Órdago a la grande.
Esta crisis, en otra coyuntura, desestabilizaría al PSOE en su momento más ideal. Tranquilidad. Menos mal que al otro lado están los del PP despedazándose.
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