Es ahora cuando La Rioja tiene mar, un océano dorado y rojo que se mueve con el viento y que cambia de tonalidad con cada día que pasa. Hay que darse cuenta de este prodigio nuestro de los otoños porque lo asumimos como un fenómeno ... corriente, una cosa tan normal como que el sol se pone cada tarde. Lo vemos una y otra vez al salir al campo o ir por las carreteras y toca despojarse del velo de la costumbre que nos emborrona la vista igual que una catarata nubla el cristalino del ojo. El mar encendido que es La Rioja cada otoño es de una belleza única y a mí todos los años me cuesta un poco apreciarlo, voy como el vigilante del museo del Prado que pasa cada día frente a Las Meninas y ya se ha acostumbrado al cuadro. A veces sucede esto, nos habituamos a las maravillas y no entendemos que haya pocos sitios en el mundo en los que se produzca esta fugaz lumbre de colores, el campo tejido en parches ocres y amarillos bajo la luz cambiante de un sol travieso que sube y baja por las tierras onduladas.
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Hay un aspecto terrible del carácter de los riojanos –si es que eso existe– que es un pudor y una especie de trastorno de modestia que se manifiesta cuando hablamos de lo nuestro. Yo creo que en esto tiene mucho que ver el megáfono supremacista que desde el norte del Ebro no deja de emitir su discurso ideológico y que ha ido calando en nuestro ánimo como la tortura de la gota china. Aquí vivimos bien, pero como escribió Sun Tzu en 'El Arte de la Guerra' hace más de dos mil años, «no basta con depositar la confianza en caballos atados y ruedas fijadas». Hay que sacudirse ese complejo y mirar nuestro paisaje como mis amigos de Madrid cuando vinieron a Briones una vez y se quedaron en silencio en el Torreón, hechizados frente a esa postal roja y brillante de las viñas ante las que se erguía el muro azul del Toloño coronado por un fino edredón de nubes blancas. Que me perdone John Ford por cambiar su famosa frase sobre Henry Fonda, pero hay que hacerle al mundo esta pregunta: ¿Usted ha visto La Rioja a comienzos de noviembre? Pues eso es el otoño.
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