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Obligado a sumar

Obligado a sumar

Editorial ·

La propuesta del Rey urge a Sánchez a buscar apoyos para una investidura aún en el aire, como la estabilidad del Gobierno que aspira a formar

Jueves, 12 de diciembre 2019, 08:29

El Rey propuso ayer que Pedro Sánchez solicite la confianza del Congreso para ser investido presidente del Gobierno. Cabe suponer que, tras la ronda de consultas de Felipe VI con los portavoces de las fuerzas parlamentarias, el candidato socialista le expuso su certeza de que ... cuenta con los apoyos necesarios o su convicción razonada de que los logrará en las próximas semanas. En cualquiera de esos dos casos, la información transmitida por Sánchez al jefe del Estado compromete al aspirante socialista de tal forma que no queda en situación de transferir a los demás partidos la responsabilidad de sacar adelante la votación. Ni a los grupos con los que hasta la fecha ha querido negociar -especialmente ERC- ni a aquellos a los que periódicamente emplaza para que se abstengan y favorezcan así su proclamación, aunque se opongan luego a su Gobierno. La Constitución, en su artículo 99, confiere al Rey el papel de notario del sentir parlamentario en relación a la investidura; ni más, ni menos. Ni puede encargar 'motu proprio' la formación de Gobierno a nadie ni puede verse obligado a actuar como mero registrador del ánimo más o menos voluntarista de un determinado aspirante. Por eso mismo, la propuesta de Felipe VI no allana el camino a Sánchez, sino que le urge a sumar más escaños a favor que en contra de su candidatura, y a clarificar los términos de la negociación que tiene abierta a varias bandas para hacer efectiva la investidura en el plazo más breve. Porque si aún no está clara la aritmética parlamentaria sobre la que pudiera salvar esa votación, las mayorías precisas para asegurar la gobernabilidad están todavía más en el aire. La celeridad con la que el candidato del PSOE quiso atar un preacuerdo con Pablo Iglesias a las 48 horas del recuento del 10-N para sortear resistencias externas y domésticas y arrastrar así a ERC se topa en estos momentos con la ralentización que esa parte del independentismo catalán precisa para sortear sus contradicciones internas y las que afloran entre Puigdemont y Torra. Las disonancias en la gestión del tiempo advierten de diferencias de fondo que, de superarse el trámite de investidura, someterán la legislatura a una incertidumbre continua. Sánchez ha de ser consciente de que ayer no salió investido de La Zarzuela y de que la alianza parlamentaria sobre la que trata de iniciar su nuevo mandato está sujeta a escrutinio público por su presumible inestabilidad.

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