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El mundo pospandemia se define según la prudencia de sus protagonistas. En el mal llamado periodo de nueva normalidad (que de normalidad tiene bien poco), hay escaso espacio para el sentido común. Cuando debería ocurrir al revés.
Ahora que reabren muchas piscinas comunitarias, el respeto ... hacia los demás debería ser la piedra de toque que dirija los designios de un verano (esperemos que único) anormalmente atípico. Pero me temo que, una vez más, los más desvergonzados tendrán las de ganar en un escenario en el que los que cumplen las normas tienen la partida perdida por adelantado.
Siempre ha sido así. En todas las comunidades hay un vecino que 'olvida' pagar las cuotas hasta el último minuto, propietario que casualmente suele ser el que menos cumple y más exige. Y en tiempos de pandemia, cuando la distancia social y el aforo limitado no son meras recomendaciones caprichosas, me juego el gaznate a que habrá más conflictos e irresponsabilidad que nunca.
Si el niño no se puede remojar más que una hora, ahora lo hará más que nunca; si no se puede invitar más que a tres amigos, vendrán quince; si hay que extender la toalla a dos metros del vecino, la pondrá a dos palmos... Es la ley del más sinvergüenza.
Antes solo estaba en juego la desazón que generaban semejantes conductas. Ahora, se pone en riesgo algo mucho más importante: la salud de todos. Y con ella, no lo olviden, la libertad. Así que les ruego, respeto y prudencia. Más que nunca.
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