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El origen de la estigmatización religiosa de la masturbación se remonta a San Agustín, quien la consideraba peor que la fornicación, la violación o el incesto porque al menos podían acabar en procreación. Pero no solo las iglesias cristianas (católica, anglicana y luterana) condenaron el ... autoerotismo como un pecado: el puritanismo civil lo elevó además a la categoría de enfermedad, con los delirantes supuestos efectos nocivos para la salud que un tal doctor Tissot describió en su libro 'El onanismo'. La lista de calamidades que acarrearía el vicio solitario es tan larga como terrible: de mayor podías quedarte calvo, infértil, loco, impotente o ciego. Para minimizar tales riesgos, en el internado teníamos prohibido meter las manos en los bolsillos, así que, en aquellos crudos inviernos pre cambio climático, cuando te soltaban al patio tenías que elegir entre la virtud o los sabañones, y si sucumbías a la tentación (por frío, claro, no por «vicio»), tenías que declararlo en el confesionario porque el fuego eterno sería peor que el frío vitoriano.

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larioja Los nuevos pecadores