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Veremos si conforme pasan las semanas se confirma, pero es evidente que 2023 parece que está harto de problemas heredados de su antecesor y ha debutado con buenas políticas y económicas. La primera es que parece que las alertas lanzadas con serenidad y claridad por ... el rey Felipe VI en su mensaje de Nochebuena no han caído en el vació. En cuestión de minutos, el Consejo General del Poder Judicial recuperó la sensatez olvidada tantos años y llegó a un acuerdo pleno que permitirá la ansiada renovación del Tribunal Constitucional.
Mientras tanto, el Gobierno, reconfortado con la valoración que la prensa internacional está dando al ritmo de recuperación económica, echó el presupuesto por la ventana con algunas medidas de ayuda a los más desfavorecidos para afrontar la temible cuesta de enero. Alrededor de cuatro millones y medio de hogares recibirán doscientos euros, que no les harán ricos, pero ayudarán a equilibrar la inflación, aparte que verán abaratarse algunos precios, como el de los alimentos básicos, gracias a la supresión del IVA o la reducción del 50% de las tarifas de los transportes públicos.
Algunos mal pensados, que a menudo aciertan, enseguida se han apresurado a diagnosticar que se trata de medidas electoralistas. Los comicios autonómicos y municipales están ahí como quien dice y poco cabe dudar que tanto el Gobierno como la oposición intenten recuperar a base de ofrendas y promesas el desgaste sufrido durante tanto tiempo de problemas y desencuentros. Esto no quedará aquí y aun tendremos más novedades antes de que en las ciudades comiencen las inauguraciones de las obras públicas que nos venían incordiando el tráfico.
¡Ah! Perdón, se me iba la olla con la euforia. Seguirán rebajados los impuestos de la luz y el gas, que los Cercanías continuarán siendo gratuitos y que los bebés que vengan a paliar el descenso de la población en caída, nacerán con un chequecito de cien euros mensuales que ayudará a sus madres a comprarles pañales. Y además se limitará durante seis meses el precio de los alquileres. Habrá que ver después como afecta todo esto al déficit público y de rebote a los impuestos, no sólo de los ricos. Pero, ¡que coño!, estamos empezando el año, ¡que nos quiten lo bailado!
P. D.: Pedro Sánchez se subió a la parra y advirtió 'urbi et orbi', es decir a Junqueras, Rufián y Aragonés, que de referéndum independentista ni pactado ni en sueños. Nada de nada de nada. España no va a romperse ni aunque gobierne Bildu. Pesadillas fuera. Esperemos que siga la racha y que los Reyes Magos lleguen con las alforjas bien cargadas.
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