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Ahora que hemos vuelto de nuevo a las clases, con todas las preocupaciones propias de los tradicionales comienzos de curso y con las nuevas incertidumbres que la situación COVID nos pueda deparar, es conveniente, como dice Benedetti —siempre, para mí, Benedetti «hacer una pausa /contemplarse ... a sí mismo/sin la fruición cotidiana/examinar el pasado/rubro por rubro/etapa por etapa/baldosa por baldosa/y no llorarse las mentiras/ sino cantarse las verdades», es decir, pararnos y ver tranquilamente lo que tenemos que hacer en este curso escolar de la «nueva normalidad» como familias, como profesorado, como administraciones. Ver lo que hicimos bien, mal, regular y poner todas nuestras fuerzas y recursos en hacerlo bien. Y no volveré a hablar de mascarillas, de distancias —las cuales no debían reducirse, ni con ellas reducir los recursos—. No voy a hablar de las no fiestas fuera del entorno escolar, ni de la necesidad de vacunarse, etc.

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larioja La normalidad y la emoción