Normalidad para Cataluña

El Gobierno que resulte de la segura investidura de Sánchez no podrá llevar su ánimo dialogante más allá de la normalización de las relaciones institucionales con la Generalitat mientras ésta continúe en manos de una mayoría reacia a asumir los imperativos del marco constitucional vigente. La asentada pulsión secesionista en Cataluña constituye una realidad que las instituciones están obligadas a tener muy en cuenta, también para evitar que comprometa la convivencia y el cumplimiento de la legalidad. Pero es a los partidos independentistas a quienes corresponde aceptar sus propios límites, reconociendo que no son capaces de desbordar la pluralidad y la oposición ciudadana a su afán por desconectar Cataluña del resto de España.