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A Faubert, aquel futbolista francés que llegó cedido al Madrid hace diez años, se le recuerda sobre todo por quedarse dormido en el banquillo en mitad de un partido contra el Villareal. El tipo jugó solo 60 minutos en un par de encuentros con la ... camiseta blanca, y al acabar la temporada se fue de vuelta al West Ham inglés. No hubo fotos ni despedidas. Recogió sus cosas en silencio y nadie lo echó nunca de menos. Así, como Faubert, se van a marchar muchos políticos en cuanto se consume el relevo; se irán y nadie los despedirá con aplausos o grandes palabras. Pasará como cuando recogieron sus trastos Leire Pajín, Montoro o José Ignacio Wert, que daban ganas casi de sacar el champán y llamar a los timbres de los vecinos para montar una fiesta y brindar todos juntos en la escalera.

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