Las calles engalanadas recuperan animación, y los comercios abren sus puertas en días festivos tratando de normalizar el ambiente prenavideño habitual aunque, según algunos, estas son unas Navidades 'raras'.

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Las Navidades son las mismas y acercan el mismo simbolismo de otros años; lo raro es ... lo que está sucediendo a lo largo del 2020, convirtiéndolo en un año distinto a lo que era habitual en las últimas décadas en las que habíamos construido una falsa seguridad en los avances científico-tecnológicos; todo parecía posible. El COVID-19 ha trastocado nuestra vida, ha limitado nuestro horizonte al de nuestra ciudad o región, ha detenido nuestra vida social, socavado la estabilidad laboral de muchos, ha agrandado el alcance de la pobreza, ataca democráticamente, y genera demasiadas víctimas mortales o secuelas prolongadas entre quienes le vencen. Socava desde hace meses lo que parecía claro, obligándonos a convivir con el aislamiento, la incertidumbre y con un marco temporal del 'día a día'.

Consecuentemente, esta Navidad llega despertando el sentimiento tradicional de unión y reencuentro, pero se ha convertido en preocupante justamente por ello. La OMS ha anunciado que, en los últimos 7 días, se han registrado en Europa unos 1,7 millones de casos nuevos de COVID-19, con más de 34.500 fallecimientos, recomendando la distancia social. Por lo tanto, esta es la Navidad de la prudencia, debe adaptarse cautelarmente a la persistente presencia de esta pandemia que se transmite socialmente y viaja con nosotros vayamos donde vayamos, según demuestran las cifras de contención y repunte tras las restricciones de confinamiento o de apertura social. La pandemia continúa amenazándonos, incluso con la incipiente llegada de la esperanzadora vacuna, y está mutando en nuevas cepas como la aparecida estos días en Inglaterra. Este maldito virus no distingue si es o no Navidad, acecha esperando propagarse en la comodidad del interior de nuestros confortables hogares donde reunirnos en estas fiestas.

La precaución y responsabilidad son armas imprescindibles para disfrutar de estas navidades; no vale la pena jugar con el riesgo de contagio por encuentros fugaces o por el gusto de la fiesta, más cuando en el horizonte apuntan vacunas eficaces y seguras. Saboreémoslas prudentemente, y saboreemos los últimos días de este aciago año pensando en que la ciencia avanza para controlar a este persistente enemigo invisible, y recordando la frase de la novelista G. Sapienza: «Te ayudaré a no olvidar lo que debe cambiar para poder continuar estando vivos».

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