Naturaleza desatada
Editorial ·
La erupción del volcán de La Palma confirma los límites del hombre para controlar su entorno, pese a los avances tecnológicosSecciones
Servicios
Destacamos
Editorial ·
La erupción del volcán de La Palma confirma los límites del hombre para controlar su entorno, pese a los avances tecnológicosLas estremecedoras imágenes de la erupción de un nuevo volcán en La Palma reflejan la furia que anida en la naturaleza y la impotencia del ser humano para someterla a control cuando sale a flote en toda su magnitud. El avance de una devastadora lengua ... de lava montaña abajo arrasa cuanto encuentra a su paso, ha obligado a evacuar a miles de personas y devorado más de un centenar de viviendas y numerosos cultivos. Los 6.600 pequeños terremotos registrados en los últimos días en la zona por el Instituto Geográfico Nacional habían puesto sobre aviso a las autoridades, lo que ha permitido adoptar medidas preventivas que probablemente han evitado daños personales. Los materiales son extremadamente elevados en una isla que vive en vilo un fenómeno desconocido en nuestro país desde hace medio siglo.
Por mucho que avancen el conocimiento científico, la tecnología y la sensación del hombre de controlar cuanto le rodea, sucesos de este tipo demuestran los límites de su actuación sobre el entorno, que en casos como este se circunscriben a paliar sus consecuencias en la medida de lo posible una vez que las fuerzas naturales han desatado su energía. Resulta destacable la rápida y coordinada respuesta ofrecida por las instituciones, con un fuerte despliegue de recursos para contener los efectos de las columnas de seis metros de fuego y ceniza –el equivalente a dos pisos de altura– que expulsa el volcán en Cumbre Vieja, en el municipio de El Paso. Pedro Sánchez prometió ayer «todos los recursos del Estado» para ayudar a la población afectada y al conjunto de La Palma. No se trata solo de un acto de justicia, sino de un deber de las administraciones con las familias a las que las llamas han engullido sus viviendas y cuantas pertenencias guardaban en ellas, aunque las ayudas nunca podrán compensar la pérdida sentimental que supone ver arrasada toda una vida de recuerdos.
El presidente del Gobierno ha tenido los reflejos suficientes para visitar de inmediato la zona siniestrada y retrasar un viaje programado a la asamblea general de la ONU. Por contra, es sencillamente escandaloso que, cuando miles de personas acaban de perderlo todo, la ministra de Industria, Reyes Maroto, se felicite de que el «maravilloso espectáculo» del volcán en erupción puede convertirse en un «reclamo» turístico para La Palma. Semejante falta de sensibilidad con el sufrimiento ajeno es indigno de quien ocupa tan altas responsabilidades.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.