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El lunes un amigo me hizo un regalo, una botella de leche recién ordeñada, uno de esos pequeños detalles que te provocan recuerdos. Puse la leche en la cazuela y recordé la vaquería de mis padres y mi infancia entre vacas y terneros. Cuando la ... leche está a punto de hervir se baja el fuego para que pierda el hervor y repetimos la jugada tres veces. Así se crea esa capa de crema, esa nata que tenía la leche de mi niñez. Mi merienda preferida era la nata batida con azúcar sobre el pan, un manjar que nos preparaba mi madre a mí y a mis amigas. Viendo el borboteo pensé que hoy hay envases de leche entera, semidesnatada, desnatada o sin lactosa pero, en todas, la crema ha desaparecido como la sinceridad y la verdad de las cosas. Y es que se empieza a echar en falta lo auténtico frente a lo aparente, el sabor real que detesta el edulcorante porque incluso lo amargo es natural.

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larioja La nata