Multen, por favor

Casi.

Ésa es la palabra. Por mucho que se pongan quienes llevan la mascarilla hasta el baño, quienes evitan las reuniones familiares, quienes se lavan las manos veintitrés veces al día, hay un porcentaje de gente que pasa de todo y que seguirá haciéndolo por mucho que le contemos lo de la responsabilidad de cada uno.

Es exactamente lo mismo que ocurrió con los accidentes de tráfico, me temo. Sí, todos sabíamos lo que había y lo que teníamos que hacer, pero la gente no dejó de despanzurrarse en masa en el asfalto hasta que Tráfico no se puso jevi con lo de las multas. Responsabilidad no, bolsillo sí.

Así que déjenme pedir un par de cosas, ahora que los números de contagios diarios en La Rioja empiezan a recordar los de los momentos feos. Mientras llega el aumento de hospitalizados (que llegará) y empiecen a contarse muertos (que los habrá), pediría a nuestras autoridades dos cositas. Una, que saquen la máquina de poner multas. Sin piedad y sin miedo; yo al menos aplaudiré todas y cada una de las que firmen los señores agentes. Y dos: acaben con el ocio nocturno. En parques o en bares, que me da lo mismo. Agosto se está calentando, y vamos a llegar a septiembre embalados. Hagamos algo, y hagámoslo ya.