Discurría el año 2006, siendo presidenta del Ateneo, cuando con el apoyo de la junta directiva decidimos celebrar el 8 de Marzo no como se venía haciendo con un día de actividad sino de una forma más meritoria al reconocimiento que queríamos otorgar a las ... Mujeres. Lo hicimos con actividades dobles durante una semana e implicamos a otras entidades y administraciones públicas. Aquel hacer se extendió en el tejido cultural de Logroño y hoy celebro que haya prosperado hasta convertir el mes de marzo, prácticamente, en el mes dedicado a las Mujeres.

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Me sigue indignando, por supuesto, el hecho de tener que continuar reivindicando, poniendo en valor, sacando a la luz, igualando la labor de la condición femenina frente a la masculina.

Bien es cierto que a nivel cultural se ha hecho un gran avance estas últimas décadas 'desempolvando' biografías, rescatando 'olvidadas' y empoderando el trabajo literario, científico, humanístico, etc. de las mujeres de todos los tiempos hasta la actualidad. Hay Ministerio, Consejerías, Concejalías, Planes estratégicos de Igualdad, Instituto de las Mujeres; Observatorio de Igualdad, Observatorio de la imagen de la Mujer, Observatorio de quejas de contenidos sexistas; Programas de Igualdad de Género en los centros sociales y escolares; y un largo etc. de recursos. Sin embargo la violencia de género y la infravaloración de la mujer en el desarrollo de su profesión y en su vida diaria sigue siendo un hecho real. Desde las condiciones más extremas como las que están sufriendo, por ejemplo, las mujeres en Afganistán o las de una mujer por ser inmigrante, a las de una que atiende su casa o las de otra que no encuentra trabajo porque está embarazada.

«Parafraseando a Jorge Luis Borges os digo que me duele Ucrania y me duelen sus mujeres 'en todo el cuerpo'»

No queremos, no, un día que nos pinte bonito a las féminas. No queremos que el género masculino se lave las manos de los delitos que comete hacía el nuestro. Algunos grandes como en Afganistán, Siria, Venezuela, México o Botswana; otros cotidianos como aquí mismo, en nuestro país, por no asumir su parte de responsabilidad en las tareas de la casa o no retribuir con igual salario el mismo trabajo.

La escritora Erica Jong dijo «Las mujeres constituyen el único grupo explotado en la historia que ha sido idealizado hasta la impotencia». Para comprobarlo nada más simple que leer los encendidos versos de los poetas a las mujeres. No desdeñamos los versos, no, pero seguimos exigiendo lo que es nuestro. No por ser mujeres, sino por ser personas. Por trabajar bien, por ser creativas, a veces geniales, por arriesgar y por demostrarlo.

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Por ello te pido, querido lector, un minuto de silencio en tu lectura, para homenajear a unas mujeres valientes, las mujeres ucranianas, que luchan no por ser reconocidas sino por salvar a su familia y su vida. Parafraseando a Jorge Luis Borges os digo que me duele Ucrania y me duelen sus mujeres 'en todo el cuerpo'.

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