
La muerte de Magallanes
MI PUNTO DE VISTA ·
ANTONIO DE LORENZO
Jueves, 23 de septiembre 2021, 02:00
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MI PUNTO DE VISTA ·
ANTONIO DE LORENZO
Jueves, 23 de septiembre 2021, 02:00
Hoy vamos a referirnos a un documento excepcional del Archivo General de Indias y confeccionado por Braulio Vázquez Campos, a través del cual nos informan ... sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Magallanes en el año de referencia.
A menudo –dice el autor– nos topamos con documentos dentro de otros documentos que son auténticos tesoros. Así sucedió con el célebre viaje «a la Espeçería» (las Islas de las Especias, las Molucas) de Fernando de Magallanes. La viuda de Magallanes y el único hijo legítimo de ambos, Rodrigo, habían fallecido antes del regreso de Elcano, en septiembre de 1522, con la nao Victoria, y con la mala noticia de la muerte del Capitán General de la Armada.
El pleito por el legado de Magallanes lo inició aquel mismo 1522 su suegro, Diego Barbosa. Diego moriría en octubre de 1524 sin haber visto satisfechas sus pretensiones, pues el litigio fue pasando de sala en sala de justicia durante siete años.
Destacamos la declaración de un testigo del suceso. Aclaremos que, después de la dura travesía del Pacífico, y tras contactar con los naturales de lo que luego serían las Filipinas, Magallanes desarrolló una controvertida política que todavía hoy es objeto de debate para los historiadores.
Asociado a Humabón, el rey de Cebú, y al cacique Zula, se enfrentó a Lapulapu, enemigo de los anteriores, y desembarcó con una escasa tropa de medio centenar de hombres en Mactán. Despreciando los consejos y la ayuda de sus aliados nativos, emprendió una escaramuza sin haber estudiado bien el terreno y subestimando las fuerzas enemigas. El resultado: una muerte estúpida, por innecesaria, como se infiere de la crónica del marinero Ginés de Mafra y de otros testimonios.
Aquí volvemos al interrogatorio de otro testigo de la batalla. En 1529 había acudido en auxilio de los Barbosa para contestar a las preguntas de un escribano público y del alcalde ordinario de Sevilla: «... en la dicha çibdad de Seuilla, viernes quatro días del dicho mes de junio del dicho año de mill e quinientos e veynte e nueve años, paresçió el dicho Jaymes Barvosa [...] e presentó por testigos en la dicha razón a Niculao de Nápoles, marinero vezino desta dicha çibdad en la collaçión de Onniun Sanctorun».
El nombre de nuestro marino lleva a equívoco: su nombre de pila era «Nicolás», «Niculao», o más propiamente Nikólaos, pero no era de Nápoles, como incorrectamente interpretó el escribano, sino de Nauplia (en griego moderno. Náfplio, en el golfo del mismo nombre, situado en la costa oriental del Peloponeso, en la Argólide.
De sus respuestas se desprende la especial relación de cercanía que tenía el griego con Magallanes, al describir cómo tuvo en brazos al hijo de este en numerosas ocasiones:
«A la sesta pregunta del dicho ynterrogatorio, dixo que la sabe como en ella se contiene. Preguntado cómo la sabe, dixo que porque este testigo vido al dicho Rodrigo de Magallanes, hijo del dicho Hernando de Magallanes, naçido antes quel dicho Fernando de Magallanes su padre partiese a fazer el descobrimiento de la Espeçería, porque este testigo lo tovo en los braços muchas vezes, y que sería de la dicha hedad de los dichos seys meses poco más o menos, y porque este testigo fue por marinero en el Armada quel dicho Fernando de Magallanes fizo para la dicha Espeçería, que cree este testigo que hera en el año de quinientos e diez e ocho o quinientos e diez e nueve años».
Y cuando le preguntan que cómo sabe si Fernando de Magallanes murió en Mactán a 26 o 27 de abril de 1521, peleando con los hombres de aquella tierra, él simplemente contesta: «...porque este testigo estava a la sazón junto con él, a su lado, e lo vido matar de saetadas e de vna lançada que le dieron por la garganta, e questa es la verdad ...».
Coincide con Pigafetta en los flechazos, pero difiere en el último detalle, el de la lanzada: el cronista vicentino contaba que un isleño puso la punta de su lanza en la frente de Magallanes, pero que este lo repelió y, contraatacando, lo mató con la suya.
Después el capitán general fue derribado, cuando un filipino le asestó un sablazo en la pierna izquierda, que lo hizo caer de cara al suelo, donde fue rematado. Antes de prestar testimonio en Sevilla, Nicolás tuvo que completar una vuelta al mundo: al ser uno de los 18 europeos que a bordo de la Victoria arribaron a Sevilla el 8 de septiembre de 1522.
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